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viernes, 29 de agosto de 2014

DON DE LENGUAS

ORACIÓN EN LENGUAS
Sobre El don de lenguas se ha hablado mucho y a veces mal. Para muchos como
dice Mons. Alfonso Uribe Jaramillo es el “cuco” que da miedo y pone en guardia
ante un fenómeno insólito, pero lo debemos mirar bajo la luz del Espíritu porque no
es invento de los hombres.
Además de ser un carisma del Espíritu, como leemos en Corintios, es un don de
oración personal, que nos regala el Señor para que alabemos y glorifiquemos a
Dios.
Es un don del Espíritu, y por lo tanto no puede ni debe ser rechazado, ni combatido
por el simple hecho de que “no le guste o no lo vean bien algunos”
* Dicen: me gusta la Renovación, pero no acepto ese don que llaman “lenguas” –
Para entenderlo mejor debemos precisar algunos conceptos:
DEFINICIÓN
Don de lenguas o también llamado GLOSOLALIA es una palabra que viene del
griego: GLOSSA: significa “lengua” en su doble sentido anatómico y lingüístico, es
decir el órgano físico por el cual nos comunicamos. LALEIN: Es un verbo griego
que significa “hablar” este verbo aparece 229 veces en el Nuevo Testamento.
San Pablo tiene otras expresiones:
 Orar en lenguas.
 Orar con el Espíritu
 Salmodiar con el Espíritu
 Bendecir con el Espíritu
 Llenarse del Espíritu
Ya en el Antiguo testamento hay indicios de este don: Dice Pablo citando a Isaías:
“Por hombres de lenguas extrañas y por boca de extraños hablaré Yo a este
pueblo” (I Cor.14, 21) y ya desde Pentecostés en el Nuevo Testamento se alude a
este carisma y más tarde con ocasión del bautismo de Cornelio.
(Hch. 10,44-47)
“Estaba Pedro diciendo estas cosas, cuando el Espíritu Santo cayó sobre todos los
que escuchaban la Palabra. Y los fieles circuncisos que habían venido con Pedro,
quedaron atónitos al ver que el don del Espíritu Santo había sido derramado
también sobre los gentiles, pues les oían hablar en lenguas y glorificar a Dios”
Pero el testimonio explícito de este carisma lo tenemos en el libro de los Hechos
de los Apóstoles: ” Y habiéndoles Pablo impuesto las manos, vino sobre ellos

jueves, 7 de agosto de 2014

EL AMOR SANA LO CREES?

EL AMOR SANA
Dios es amor y por eso nos ama y nos quiere sanos. Sin embargo algunos creen que es Dios
quien manda la enfermedad y en consecuencia van a brujos y hechiceros para sanarse. La
enfermedad es una secuela del pecado. Dios no la quiere, pero la permite según su política
ordinaria: del mal saca el bien para nosotros.
Una señora que me exponía su enfermedad, pidiendo oración, me dijo: <<Quizá Dios quiera
sanarme>>. Yo le contesté: “No me gusta ese quizá. No está en la Biblia”. El Señor sanó a todos
los que se lo pidieron. Jesús dijo: Si un hijo le pide a su padre un pan, ¿acaso le dará una piedra?
Pues si Ustedes, siendo malos, dan cosas buenas a sus hijos. ¿Cuanto más se las dará el Padre del
cielo que es todo amor? Mat. 7, 11 – Jesús sanó entonces y sana hoy él la gente porque es Dios
lleno de amor y ternura para todos.

DAR LIMOSNA O NO?

Estube pensando que cuando sales de la iglesia, o vas al centro o mercado y te encuentras a una persona pidiendote una ayuda(limosna)..te preguntas- ¿darle o no darle?(si tienes la posibilidad claro)..¿sera verdad que lo necesita o solo es una persona floja y no kiere trabajar?.. Observemos a la persona,y si puedes darle mas que dinero ¡hazlo!..-Dicen que es mejor enseñarles a pescar, que regalarle el pescado.. no lo crees!!..

Enjes 2014


santo del dia 7 de agosto 2014

Santa Edith Stein, Mártir.-
Edith Stein nació en Breslau, Alemania, -hoy Broklaw, Polonia-, el 12 de octubre de 1891. Fue la última de once hermanos de una familia judía devota. Ella murió en una cámara de gas de Auschwitz el 9 de agosto de 1942.
Fue una estudiante brillante, quien en un comienzo se incorporó a la Universidad de Breslau en 1911. Luego se trasladó a la Universidad de Göttingen, para continuar sus estudios bajo la tutela del famoso fundador de la fenomenología, Edmund Husserl.
El filósofo escogió a Edith Stein para ser su asistente de cátedra en la Universidad de Freiburg, declarando que ella era la mejor estudiante de doctorado que había tenido, incluso mejor que Heidegger, quien también fue su pupilo al mismo tiempo que Edith.
En 1916, culminó su tesis y obtuvo el Doctorado en Filosofía con el grado de summa cum laude. Luego de que muchos de sus amigos fueran enrolados para servir en la Primera Guerra Mundial, Edith se ofreció de voluntaria junto con otras estudiantes mujeres, para trabajar en hospitales militares.
Así, obtuvo trabajo en hospitales de enfermedades infecciosas y cuidó caritativamente del ejército austríaco, donde campeaba la tifoidea, la disentería y el cólera.
Al término de su período como voluntaria en el hospital militar, obtuvo la medalla de valor en reconocimiento a su servicio generoso.
Tras retornar de la experiencia de la guerra, retomó su vida de estudiante, pero las dudas profundas, el insaciable hambre de verdad volcado a la filosofía y el testimonio de muchos cristianos, comenzaron a socavar en ella su hasta entonces radical ateísmo.
Los diálogos con el filósofo Max Scheller -que paradójicamente se había apartado de la Iglesia-, pero sobre todo la lectura de la vida de Santa Teresa de Jesús, terminaron completando la obra que Dios había iniciado en ella: su conversión al catolicismo. El primero de enero de 1922 recibió el bautismo.
Por este tiempo, Edith dejó su carrera como estudiante y aceptó el puesto de profesora de Alemán en el Colegio de las Hermanas Dominicas en Speyer. Allí trabajó por 8 años, dividiendo su día entre el trabajo y la oración.
Era conocida por ser una benévola y servicial profesora, que trabajaba duro por trasmitir su material de manera clara y sistemática. Su preocupación iba más allá de trasmitir conocimientos, porque convencida de que la educación era un trabajo apostólico, incluía la formación a toda la persona.
A lo largo de este período, Edith continuó sus escritos y traducciones de filosofía y asumió el compromiso de dar conferencias, lo que la llevó a Heidelberg, Zurich, Salzburg y otras ciudades.
En el transcurso de sus conferencias, frecuentemente abordaba el papel y significado de la mujer en la vida contemporánea, hablando de temas como: "Ethos de las mujeres que trabajan", "Diferentes vocaciones de hombres y mujeres de acuerdo con Dios y la naturaleza" , "La Espiritualidad de la mujer cristiana", "Los principios fundamentales de la Educación de la mujer", "Problemas en la Educación de la Mujer", "La Iglesia, la mujer y la juventud" " y "El significado intrínseco del valor de la mujer en la vida nacional".
Una lectura de sus textos revela claramente su oposición radical al feminismo y su fuerte compromiso al reconocimiento y desarrollo de la mujer, así como al valor de la madurez de la vida cristiana en la mujer como una respuesta para el mundo.
En 1931, Edith deja la escuela del Convento, para dedicarse de tiempo completo a la escritura y publicación de sus trabajos. En 1932 aceptó la cátedra en la Universidad de Münster, pero un año después le dijeron que debería dejar su puesto por su antecedente judío.
Una caritativa universidad de administración le sugirió que trabajase en sus proyectos hasta que la situación de Alemania mejorara, pero ella se negó.
También recibió otra oferta de América del Sur. Después de pensar bien la situación, Edith se convenció de que había llegado el tiempo de entrar al Convento. El 14 de octubre de 1933, a la edad de 42 años, Edith Stein ingresa al Convento Carmelita en Cologne, tomando el nombre de Teresa Benedicta y reflejando su especial devoción a la Pasión de Cristo y su gratitud a Teresa de Ávila por su amparo espiritual.
En el Convento, Edith continuó sus estudios y escritos, completando los textos de su libro "La Finitud y el Ser", su obra cumbre.
En 1938 la situación en Alemania empeoró, y el ataque de las temidas S.S. el 8 de noviembre a las sinagogas, la "Kristallnacht" o "Noche de los Cristales", despejó toda duda acerca del estado verdadero de los ciudadanos judíos.
El Convento de los Priores preparó el traslado de Edith al Convento de Dutch en Echt, y en Año Nuevo, el 31 de diciembre de 1938, Edith Stein fue llevada a Holanda.
Allá en el Convento de Echt, Edith compuso tres hermosos actos de oblación, ofreciéndolos por el pueblo judío, por el evitamiento de la guerra y por la santificación de la Familia Carmelita. Después, reorganizó su vida enseñando Latín a las postulantes y escribiendo un libro acerca de San Juan de la Cruz.
Como la incineración y los cuartos de gas aumentaron en el Este, Edith, como miles de judíos en Holanda, empezó a recibir citaciones de la S.S. en Maastricht y del Consejero para los Judíos en Amsterdam.
Edith pidió una visa a Suiza junto con su hermana Rosa, con quien había vivido en Echt, para ser transferidas al Convento de Carmelitas de Le Paquier. La Comunidad de Le Paquier informó a la Comunidad de Echt, que podía aceptar a Edith pero no a Rosa.
Para Edith fue inaceptable, y por eso, se rehusó ir a Suiza y prefirió quedarse con su hermana Rosa en Echt. Decidida a terminar "La Ciencia de la Cruz", Edith usó todo momento para investigar, incluso hasta quedar exhausta.
En la Comunidad Holandesa de Echt, la protección de Edith Stein en contra de la persecución de los judíos fue temporal.
Mientras la policía nazi, que exterminaba a los judíos, era rápidamente implementada cuando Holanda fue ocupada, los judíos que profesaban la fe católica fueron inicialmente dejados en paz.
Sin embargo, cuando el Obispo de Netherlands redactó una carta pastoral en donde protestaban severamente en contra de la deportación de los judíos, las reglas nazis reaccionaron ordenando la exterminación de los bautizados judíos.
Por esa razón, el domingo 2 de agosto a las 5 p.m., después de que Edith Stein había pasado su día como siempre, rezando y trabajando en su interminable manuscrito de su libro sobre San Juan de la Cruz, los oficiales de la S.S. fueron al Convento y se la llevaron junto con Rosa.
Asustada por la multitud y por no poder hacer nada ante la situación, Rosa se empezó a desorientar. Un testigo relató que Edith tomó de la mano a Rosa y le dijo tranquilamente: "Ven Rosa, vamos a ir por nuestra gente". Juntas caminaron hacia la esquina y entraron en el camión de la policía que las esperaba.
Hay muchos testigos que cuentan del comportamiento de Edith durante esos días de prisión en Amersfoort y Westerbork, el campamento central de detención en el norte de Holanda.
Cuentan de su silencio, su calma, su compostura, su autocontrol, su consuelo para otras mujeres, su cuidado para con los más pequeños, lavándolos y cepillando sus cabellos y cuidando de que estuvieran alimentados.
En medio de la noche, antes del amanecer del 7 de agosto de 1942, los prisioneros de Westerbork, incluyendo a Edith Stein, fueron llevados a los trenes y deportados a Auschwitz.
En 1950, la Gazette Holandesa publicó la lista oficial con los nombres de los judíos que fueron deportados de Holanda el 7 de agosto de 1942. No hubo sobrevivientes.

He aquí lo que decía lacónicamente la lista de los deportados: "Número 44070 : Edith Theresa Hedwig Stein, nacida en Breslau el 12 de Octubre de 1891, muerta el 9 de Agosto de 1942".