Sobre El don de lenguas se ha hablado mucho y a veces mal. Para muchos como
dice Mons. Alfonso Uribe Jaramillo es el “cuco” que da miedo y pone en guardia
ante un fenómeno insólito, pero lo debemos mirar bajo la luz del Espíritu porque no
es invento de los hombres.
Además de ser un carisma del Espíritu, como leemos en Corintios, es un don de
oración personal, que nos regala el Señor para que alabemos y glorifiquemos a
Dios.
Es un don del Espíritu, y por lo tanto no puede ni debe ser rechazado, ni combatido
por el simple hecho de que “no le guste o no lo vean bien algunos”
* Dicen: me gusta la Renovación, pero no acepto ese don que llaman “lenguas” –
Para entenderlo mejor debemos precisar algunos conceptos:
DEFINICIÓN
Don de lenguas o también llamado GLOSOLALIA es una palabra que viene del
griego: GLOSSA: significa “lengua” en su doble sentido anatómico y lingüístico, es
decir el órgano físico por el cual nos comunicamos. LALEIN: Es un verbo griego
que significa “hablar” este verbo aparece 229 veces en el Nuevo Testamento.
San Pablo tiene otras expresiones:
Orar en lenguas.
Orar con el Espíritu
Salmodiar con el Espíritu
Bendecir con el Espíritu
Llenarse del Espíritu
Ya en el Antiguo testamento hay indicios de este don: Dice Pablo citando a Isaías:
“Por hombres de lenguas extrañas y por boca de extraños hablaré Yo a este
pueblo” (I Cor.14, 21) y ya desde Pentecostés en el Nuevo Testamento se alude a
este carisma y más tarde con ocasión del bautismo de Cornelio.
(Hch. 10,44-47)
“Estaba Pedro diciendo estas cosas, cuando el Espíritu Santo cayó sobre todos los
que escuchaban la Palabra. Y los fieles circuncisos que habían venido con Pedro,
quedaron atónitos al ver que el don del Espíritu Santo había sido derramado
también sobre los gentiles, pues les oían hablar en lenguas y glorificar a Dios”
Pero el testimonio explícito de este carisma lo tenemos en el libro de los Hechos
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